Presentar un libro de poesía es una tarea
imposible. Primero porque se necesitaría poseer el don poético en la misma
cantidad que el autor de los poemas. Lo cual en la mayoría de los casos no
sucede. Segundo, porque el presentador se enfrenta al peligro de que el poeta
lo considere un juez enemigo. El mismo poeta, Carlos Prospero, nos previene de
esa posibilidad. Leo un fragmento:
…has venido en pregunta de lo que
hago
y atacaste donde con saña duele,
sin saber condición efectiva,
sin información procesada bajo
discernimiento.
En tercer lugar
porque gran parte de los poetas, arrastra cada uno de ellos su propio Paraíso
Perdido y no quieren que nadie se asome a él. Cuando el poeta John Milton
acompaña a Satanás, la Serpiente antigua, en su caída desde la “bóveda etérea”
(palabras de Milton), observa como el Príncipe de las Tinieblas pasea en torno
suyo sus ojos funestos en que se pintan la consternación y un inmenso dolor.
“Vió aquel lugar
triste, devastado y sombrío, …
las tinieblas
visibles servían sólo para descubrir, cuadros de horror, regiones de pesares,
oscuridad dolorosa, en donde la paz y el reposo no pueden habitar ja-más…”
Sin llegar a
esos extremos, el poeta tiene con frecuencia el don, de haberse asomado alguna
vez a su propio Paraíso, que luego le fue prohibido. La prueba la tiene, el que
desee tener alguna prueba, en el fragmento de un verso de San Juan de la Cruz
(. . . mil gracias derramando. . .) que precede al texto propiamente dicho. Es
más, en el mismo título del libro Respuesta
a las criaturas se halla un eco del mismo San Juan de la Cruz. Y el nombre de Hades se repite con
insistencia.
¿Qué han
preguntado las criaturas?, ya que el poeta les da una respuesta. Desde luego no
debemos destrozar un poema intentando psicoanalizarlo, o intentando análisis
socio-económicos. Nos movemos en el mundo de las emociones, de las vivencias,
del asombro ante el mundo interno de un ser humano. Lo que las criaturas
preguntaron podía ser:¿quién eres tú? ¿ a dónde vas ¿ ¿ qué haces?- El poeta
responde soy un navegante, como Ulises, y voy en busca de “la existencia con
todo el corazón”.
En “Cuaderno de a bordo”
Que podríamos
considerar una segunda parte de este pequeño volumen, “Muchas ideas brotan de
la mente profunda”, cuando el poeta navega por el mar, o cuando el autor vive
su vida, podríamos decir.
El viaje modifica
nuestra visión de todo.
Tú tendrás la
experiencia cuando viajes por tierra”
Dicen unos
versos admonitorios. Es como una suave música sencilla, que resuena en el fondo
de los poemas. La inestabilidad del mundo, la soledad del hombre, las ilusiones
lejanas, las constataciones de las avaricias humanas saqueando arcas públicas.
Una originalidad
brilla en esta obra; el autor parece tener un diálogo, interrumpido a veces,
con su camarada poeta. Espera ser escuchado por él.
Ahora en la distancia
trabajo mis recuentos, camarada poeta.
El poeta se
prepara para el combate, arenga a sus compañeros y salta de su nave hacia las
lucha. Después desaparece juntamente con el poema.
Una nota final
nos informa de que el Cuaderno de abordo, fue hallado en un baúl, hecho de
madera de cerezo traído por la marea baja de la mañana.
¿Qué acabamos de
leer cuando terminamos la lectura de estos poemas?. Una ale- goría sobria,
renovada, del paso del poeta por la vida. Una especie de sacar cuentas de cómo
ha sido su vida, para un camarada atrevido, que desea saber. Nos parece
descubrir indicios /camarada…rebelión…el capricho del dios en el viento…lucha
contra el dios que gobierna las aguas…emisario del Hades =que resulta una
manera feroz, de hablarle a un amigo…los pensamientos vanos que se erigen en
torno a lo existente…) Todo ello sugiere que l conjunto de los poemas, a pesar
de su aspecto casual, claro, transparente hablan de otra cosa, cuidadosamente
guardada. Y eso es una emovción muy poética y ese es el sabor que nos deja la
lectura de estos poemas.