sábado, 4 de agosto de 2012

Respuesta a las Criaturas.../ presentación Fernando Carlos Vevia Romero



 Presentar un libro de poesía es una tarea imposible. Primero porque se necesitaría poseer el don poético en la misma cantidad que el autor de los poemas. Lo cual en la mayoría de los casos no sucede. Segundo, porque el presentador se enfrenta al peligro de que el poeta lo considere un juez enemigo. El mismo poeta, Carlos Prospero, nos previene de esa posibilidad. Leo un fragmento:
            …has venido en pregunta de lo que hago
            y atacaste donde con saña duele,
            sin saber condición efectiva,
            sin información procesada bajo discernimiento.
En tercer lugar porque gran parte de los poetas, arrastra cada uno de ellos su propio Paraíso Perdido y no quieren que nadie se asome a él. Cuando el poeta John Milton acompaña a Satanás, la Serpiente antigua, en su caída desde la “bóveda etérea” (palabras de Milton), observa como el Príncipe de las Tinieblas pasea en torno suyo sus ojos funestos en que se pintan la consternación y un inmenso dolor.
“Vió aquel lugar triste, devastado y sombrío, …
las tinieblas visibles servían sólo para descubrir, cuadros de horror, regiones de pesares, oscuridad dolorosa, en donde la paz y el reposo no pueden habitar ja-más…”
Sin llegar a esos extremos, el poeta tiene con frecuencia el don, de haberse asomado alguna vez a su propio Paraíso, que luego le fue prohibido. La prueba la tiene, el que desee tener alguna prueba, en el fragmento de un verso de San Juan de la Cruz (. . . mil gracias derramando. . .) que precede al texto propiamente dicho. Es más, en el mismo título del libro Respuesta a las criaturas se halla un eco del mismo San Juan de la Cruz.  Y el nombre de Hades se repite con insistencia.
¿Qué han preguntado las criaturas?, ya que el poeta les da una respuesta. Desde luego no debemos destrozar un poema intentando psicoanalizarlo, o intentando análisis socio-económicos. Nos movemos en el mundo de las emociones, de las vivencias, del asombro ante el mundo interno de un ser humano. Lo que las criaturas preguntaron podía ser:¿quién eres tú? ¿ a dónde vas ¿ ¿ qué haces?- El poeta responde soy un navegante, como Ulises, y voy en busca de “la existencia con todo el corazón”.
En “Cuaderno de a bordo”
Que podríamos considerar una segunda parte de este pequeño volumen, “Muchas ideas brotan de la mente profunda”, cuando el poeta navega por el mar, o cuando el autor vive su vida, podríamos decir.
                        El viaje modifica nuestra visión de todo.
                        Tú tendrás la experiencia cuando viajes por tierra”
Dicen unos versos admonitorios. Es como una suave música sencilla, que resuena en el fondo de los poemas. La inestabilidad del mundo, la soledad del hombre, las ilusiones lejanas, las constataciones de las avaricias humanas saqueando arcas públicas.
Una originalidad brilla en esta obra; el autor parece tener un diálogo, interrumpido a veces, con su camarada poeta. Espera ser escuchado por él.
                        Ahora en la distancia trabajo mis recuentos, camarada poeta.
El poeta se prepara para el combate, arenga a sus compañeros y salta de su nave hacia las lucha. Después desaparece juntamente con el poema.
Una nota final nos informa de que el Cuaderno de abordo, fue hallado en un baúl, hecho de madera de cerezo traído por la marea baja de la mañana.
¿Qué acabamos de leer cuando terminamos la lectura de estos poemas?. Una ale- goría sobria, renovada, del paso del poeta por la vida. Una especie de sacar cuentas de cómo ha sido su vida, para un camarada atrevido, que desea saber. Nos parece descubrir indicios /camarada…rebelión…el capricho del dios en el viento…lucha contra el dios que gobierna las aguas…emisario del Hades =que resulta una manera feroz, de hablarle a un amigo…los pensamientos vanos que se erigen en torno a lo existente…) Todo ello sugiere que l conjunto de los poemas, a pesar de su aspecto casual, claro, transparente hablan de otra cosa, cuidadosamente guardada. Y eso es una emovción muy poética y ese es el sabor que nos deja la lectura de estos poemas.