sábado, 3 de septiembre de 2011

LA MALDICIÓN DE CASANDRA (Segunda de IV partes)

Pero nadie en el campo de la poesía trabaja en abstracto. Así que vámonos directo a la antología y hagamos la primera incursión.

La antología incluye a 39 poetas; 20 mujeres y 19 hombres en un amplio radio de edades que van desde 1932 hasta 1989 y originarios de 16 estados de la república.
Hay que señalar que estos poetas antologados tienen una visión terrena de las cosas, además de que han perdido el sentido tradicional de lo que es la trascendencia.

Digamos que los poetas, los formados en la escuela de Octavio Paz, pensaban en que escribían para la posteridad y, como dijo alguna vez Derridá, consideraban que la trascendencia se asienta en la memoria social, cultural, en los libros que uno ha escrito. (5)

Pero sigamos adelante y digamos, pues, sin más preámbulos, que las características de esta poesía, a la que nos acercamos no buscando de qué hablan, cuales son sus temas, porque estos asuntos fueron especificados de antemano por la antologadora, sus características se hallan en el estilo, en su modo de decir, en su sintaxis, más que en sus palabras, pues no hay palabras fuera del lenguaje ordinario, no hay palabras rebuscadas ni de esas que algunos todavía suelen llamar “palabras poéticas”. Aquí todo es morfológicamente común.
Lo que sí nos llama la atención es su construcción, su sintaxis. Allí está lo revolucionario, si podemos llamarlo de esa manera, de esta poesía que no es una poesía de protesta, es una poesía sencilla, pero dura; directa, reporteril, sin metáforas ni ficciones. En síntesis, una poesía de guerra.
A veces me parece ingenua, infantil, pero, aun así, es firme, contundente.
El poeta, decía el pintor Salvador Rodríguez, en una charla personal, tiene la ventaja sobre todos los demás artistas en el hecho de que si no puede resolver el problema que maneja a través de su poesía pasa de inmediato a la acción, (6) pero ahora estamos viendo que los caminos se han invertido y hemos pasado de la acción a la palabra, y esto me remite a una pregunta que me he estado formulando sin llegar a tener aún una respuesta. La pregunta ¿Es posible escribir después de la traición que el estado hizo al pueblo de México en 1968 y que reitera, desde hace ya cuatro años?
Ahora puedo ver que definitivamente hay una poesía antes y otra después del 68.
Estamos viviendo el fin de esa poesía burguesa cultivada por Octavio Paz y todos sus seguidores y el inicio de una nueva expresión poética que nos muestra el mundo tal y como lo estamos viviendo.

Es posible que alguien dude de la calidad poética de estos poemas, porque no reúne las características de la poesía moderna, surrealista o postmoderna tradicional, es decir, la poesía impuesta por la clase culturalmente dominante.

Notas al pie:
(5) Citado por Peter Sloterdijk en “Derridá, un egipcio”. Ed. Amorrortu.


(6)  Comentario en charla personal.


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