sábado, 3 de septiembre de 2011

LA MALDICIÓN DE CASANDRA (IV parte, última)

Porque nadie puede hacer reportajes de guerra en la distancia, hay que estar en la brega para legitimar los hechos de los que se habla, y estos poetas, de más está decirlo, están en este mundo.

Están en este mundo y por eso no tienen razones ajenas para hablar de lo que hablan, de las muertes provocadas y de los asesinatos perpetrados por la falta de eficacia de quienes deben proteger a todos los mexicanos. Parece que nada de lo que sucede en este mundo les es ajeno.

La decisión –porque considero que es un acto voluntario– de ser invidente, de abandonar la posición intermediaria sacerdotal entre el mundo de los dioses y el mundo de los hombres le da a esta poesía un carácter verdaderamente humano, necesario para que todos sintamos qué sucede en nuestro país y, por extensión, en el mundo, en donde las guerras intestinas no son más que genocidios malthusianos disfrazados bajo la bandera de la conservación o recuperación de la seguridad y del estado de derecho.
Lean estos poemas y atiendan a esa expresión distinta de la que los intelectuales orgánicos han impuesto.

Muchas gracias.

Guadalajara, Jalisco, a 1 de septiembre de 2011.

Carlos Prospero



LA MALDICIÓN DE CASANDRA (Tercera de IV partes)

Aclaro que lo que está antologado en este libro sí es poesía e invito a quien así lo desee a hacer un análisis estilístico literario y estético de estos poemas.

Puede no reconocerse porque esta poesía es una expresión que ha dejado dos de los grandes valores de la poesía tradicional: el concepto de obra maestra y el de trascendencia.

También ha dejado de lado la idea de la poesía sublime, a la manera de Homero, Virgilio o Dante, y nos da una poesía terrestre, mundana, con la voluntad firme de no caer en esos valores literarios que se han abandonado después de que Hegel decretara el fin de la historia por su completud.

Esta poesía contenida en “México lindo y querido” se refiere a los hechos, a los fenómenos sociales, a lo observable por los sentidos, y abandona lo que se refiere a la esencia de las cosas, a esa metafísica que caracteriza a la poesía cultivada por los poetas cooptados por el estado.

Estos poetas tienen los pies en tierra y la línea de su horizonte no se halla lejana.

Volviendo a la traición del estado en el 68, puedo decir que a nosotros nos echaron del paraíso a balazos, pero estos poetas más jóvenes sufren la diáspora, la dispersión, en una terra ignota. No tienen escenarios para su futuro, porque frente a ellos está el abismo que los espera para que se arrojen en un acto suicida al que los inducen con las drogas o las armas. Por eso su única referencia es el aquí y ahora y sus referencias las informaciones deformadas que los periodistas e intelectuales acobardados por el poder han dado en documentar.

Con todo y esto podemos ver que hay una nueva visión del mundo en la que se han abandonado los valores burgueses de trascendencia, de sublimidad y de obra maestra, así como la persecución de una esencia metafísica, para quedarse con una realidad real, como si fueran reporteros de guerra.

Una poesía en la que combinan los elementos subjetivos y objetivos de manera disonante y nos enseñan que la sociedad en la que vivimos no es armoniosa ni armónica.

Esta es una poesía que es una imagen de nuestro mundo en este periodo específico de nuestra historia y cómo la sienten los que la reportan.

Para finalizar, déjenme decirles que desde el título, “México lindo y querido” sugiere una contradicción estructural, si pensamos en la canción que da lugar al título.

Porque estas 20 mujeres y 19 hombres, en los hechos, no morirán lejos de aquí. Es más probable que lo hagan en esta su tierra. El compromiso implícito en sus poemas nos lo dice.



LA MALDICIÓN DE CASANDRA (Segunda de IV partes)

Pero nadie en el campo de la poesía trabaja en abstracto. Así que vámonos directo a la antología y hagamos la primera incursión.

La antología incluye a 39 poetas; 20 mujeres y 19 hombres en un amplio radio de edades que van desde 1932 hasta 1989 y originarios de 16 estados de la república.
Hay que señalar que estos poetas antologados tienen una visión terrena de las cosas, además de que han perdido el sentido tradicional de lo que es la trascendencia.

Digamos que los poetas, los formados en la escuela de Octavio Paz, pensaban en que escribían para la posteridad y, como dijo alguna vez Derridá, consideraban que la trascendencia se asienta en la memoria social, cultural, en los libros que uno ha escrito. (5)

Pero sigamos adelante y digamos, pues, sin más preámbulos, que las características de esta poesía, a la que nos acercamos no buscando de qué hablan, cuales son sus temas, porque estos asuntos fueron especificados de antemano por la antologadora, sus características se hallan en el estilo, en su modo de decir, en su sintaxis, más que en sus palabras, pues no hay palabras fuera del lenguaje ordinario, no hay palabras rebuscadas ni de esas que algunos todavía suelen llamar “palabras poéticas”. Aquí todo es morfológicamente común.
Lo que sí nos llama la atención es su construcción, su sintaxis. Allí está lo revolucionario, si podemos llamarlo de esa manera, de esta poesía que no es una poesía de protesta, es una poesía sencilla, pero dura; directa, reporteril, sin metáforas ni ficciones. En síntesis, una poesía de guerra.
A veces me parece ingenua, infantil, pero, aun así, es firme, contundente.
El poeta, decía el pintor Salvador Rodríguez, en una charla personal, tiene la ventaja sobre todos los demás artistas en el hecho de que si no puede resolver el problema que maneja a través de su poesía pasa de inmediato a la acción, (6) pero ahora estamos viendo que los caminos se han invertido y hemos pasado de la acción a la palabra, y esto me remite a una pregunta que me he estado formulando sin llegar a tener aún una respuesta. La pregunta ¿Es posible escribir después de la traición que el estado hizo al pueblo de México en 1968 y que reitera, desde hace ya cuatro años?
Ahora puedo ver que definitivamente hay una poesía antes y otra después del 68.
Estamos viviendo el fin de esa poesía burguesa cultivada por Octavio Paz y todos sus seguidores y el inicio de una nueva expresión poética que nos muestra el mundo tal y como lo estamos viviendo.

Es posible que alguien dude de la calidad poética de estos poemas, porque no reúne las características de la poesía moderna, surrealista o postmoderna tradicional, es decir, la poesía impuesta por la clase culturalmente dominante.

Notas al pie:
(5) Citado por Peter Sloterdijk en “Derridá, un egipcio”. Ed. Amorrortu.


(6)  Comentario en charla personal.


LA MALDICIÓN DE CASANDRA (1)

(Primera de IV partes)

Quiero empezar recordando una leyenda cuyo personaje principal es una mujer que tiene el don de ver el futuro, pero carece de la elocuencia para convencer a quien le escucha y por esa razón nadie cree en sus profecías La leyenda nos cuenta que Apolo estaba enamorado de Casandra, la hija menor de Príamo y Hécuba, reyes de Troya. Ella le pidió al dios el don de ver el futuro, y él pidió a cambio un encuentro carnal, pero luego de que le concedió el don, ella se negó a cumplir rotundamente y en venganza Apolo le dio la maldición de la incredulidad. Casandra podía ver el futuro, pero nadie le creería . (2)

Entre otras cosas, Casandra advirtió a su padre de que el caballo gigante de madera era una trampa, pero no le creyó y Troya fue destruida. También le advirtió a Agamenon que no caminara por la alfombra que Clitemnestra le pedía hiciera. No le hizo caso y Egisto y ella lo mataron a él y a la misma Casandra.

Casandra bien podría ser el modelo del poeta de hoy. Puede ver el futuro, pero nadie le creerá su profecía y por esa razón ha preferido dejar de ser vidente.
Rimbaud se quedó allá a lo lejos.
Que el poeta ha dejado de ser vidente podemos verlo de manera inmediata en esta antología.

Pero lo más grave, quizás, es que al perder, o al dejar de ejercer, ese atributo, también ha dejado de ser el intermediario entre el mundo de los dioses y el mundo de los hombres.

Ha modificado, pues, la visión del mundo de los poetas y en consecuencia ha cambiado su propio status.
El cambio de paradigma es un hecho contundente. No hay poeta menor de cuarenta años que no participe en esta nueva visión de la poesía, dentro de la cual los recursos literarios, la retórica tradicional, se han volatilizado.

Aunque no lo conozcan, siguen los dictados de Vladimir Maiakovski (3) que afirmaba que el poeta es el que escribe poesía y no necesita de ninguna regla para hacerlo y que, por lo contrario, él es el que impone sus reglas mediante el proceso de construcción del poema.
Este cambio de paradigma ha dividido de nuevo, ha zanjado, la diferencia entre los poetas, como lo hiciera Jaime Sabines en su poema “Hay dos clases de poetas modernos” (4) que espero recuerden.

Notas al pie:
(1) Ponencia leída el 2 de septiembre de 2011 con motivo de la presentación de la antología “México lindo y querido”.


(2) Angel K. Garibay. Mitología griega. Ed. Porrúa; Col. Sepan Cuántos.

(3) Vladimir Maiakovski. El arte de escribir versos, en Poesía y Revolución.

(4) Jaime Sabines. Nuevo Recuento de poemas. Ed. Joaquín Mortiz.